Lo que dice la ciencia sobre las "razas humanas"
Un tema muy polémico en la antropología es la pregunta: ¿existen razas humanas?
Para contestar esta pregunta, primero tenemos que definir la palabra “raza” en el sentido biológico. Y aplicando el mismo criterio, vamos a averiguar si los seres humanos puedan ser clasificados del mismo modo.
"Razas del hombre", siglo XIX
La definición de “raza” en biología
En biología, “raza” normalmente se refiere a “subespecie“. ¿Pero qué es una “subespecie”?
Una “especie” biológica se refiere a un conjunto de organismos que pueden reproducirse entre sí y tener descendientes fértiles. Los leones son una especie, los lobos son una especie, los osos polares son una especie… Una “subespecie” se refiere a poblaciones de la misma especie con diferencias biológicas marcadas entre sí, pero siguen pudiendo reproducirse unos con otros.
El lobo (canis lupus), tiene 37 subespecies (canis lupus dingo, canis lupus lupus), correspondiendo a varias zonas geográficas, una de las cuales es el perro doméstico (canis lupus familiaris).
Subespecie: cans lupus lupus
Subespecie: cans lupus lupus
¿Cómo se divide una especie en varias subespecies?
Cuando miembros de una misma especie se separan en varios grupos y asientan en distintas regiones geográficamente aisladas, cada grupo evolucionará rasgos distintos debido a la endogamia. Cuando este aislamiento dure suficientes generaciones, los grupos podrán tomar caminos de evolución tan distintos que se convertirán en especies distintas, pero antes de llegar a este nivel, habrá una época en que cuando los distintos grupos vuelven a encontrarse, sus miembros aún pueden reproducirse entre sí y tener descendientes fértiles, a pesar de sus diferencias morfológicas.
Todavía no hay un consenso científico en el nivel de divergencia entre 2 poblaciones para clasificarse como “subespecies”, pero en general, hace falta que la diferencia genética entre cada población sea mayor que 30% de la diversidad genética total de la especie. Eso normalmente necesita un aislamiento durante miles de generaciones, con cero intercambio genético entre grupos.
Distribución de las especies del lobo
Las “razas” de animales domésticos
Hablando de “razas” en animales domésticos, como perros, vacas o gatos, normalmente no se refiere a “subespecies”, sino a un grupo de estos animales que comparten ciertos rasgos físicos y comportamientos como fruto de la selección artificial.
Para criar una raza de perros de determinados rasgos, los criadores puedan empezar con una población basal de 100 machos y 100 hembras y encierran juntos los 10 machos y las 10 hembras que más poseen los rasgos deseados. Entre ellos reproducirán una generación de cachorros que tendrían ciertos rasgos más destacados que la generación anterior. Entre esta siguiente generación, los criadores repetirán el mismo apareamiento selectivo… 4 generaciones después, ya tendrán una raza nueva.
Entre perros, la gran mayoría de las razas sólo han sido criadas en los últimos 2 siglos, y siguen existiendo sólo porque los criadores continúan la práctica la crianza selectiva, bien por el capricho de los dueños, o por las labores que realizan.
El caso de los humanos
Los humanos modernos, homo sapiens, surgió hace 200.000 años en África y hace unos 60.000 años, unos pocos individuos salieron del continente. Desde entonces, nuestros ancestros han tomado una compleja red de rutas migratorias para poblar todos los continentes del mundo.
A pesar de las grandes distancias que separaban a unas poblaciones humanas de otras, pocos pueblos se han quedado totalmente aislados durante miles de años. Desde el paleolítico, siempre ha habido viajeros y tribus migratorias que recorrían largas distancias, que apareaban con gente de poblaciones lejanas y así manteniendo un constante flujo genético entre África, Oriente Medio, Europa y Asia. Según el análisis de nuestro ADN, sólo un 15% de la diversidad genética de nuestra especie depende del origen geográfico de la población en cuestión, bastante menos que el 30% necesario para clasificarse como “subespecies”.
En general, las pueblos geográficamente más cercanos comparten más afinidades genéticas, pero la relación no es lineal, porque en África, la cuna de la humanidad, hay mayor diversidad genética que el resto de los continentes juntos.
Así que, por consenso unánime de la comunidad biológica, todos los seres humanos vivos pertenecen a la misma especie, homo sapiens, y a la misma subespecie, homo sapiens sapiens. Aplicando este criterio, no existen razas humanas, o todos los seres humanos pertenecen a la misma raza.
La diversidad genética del pueblo bosquimano es mayor que la del resto de los continentes juntos
¿Entonces, por qué somos tan distintos?
La afirmación de que “no existen razas humanas” no pretende decir que todos los humanos somos iguales, tampoco niega las diferencias entre gente de distintas regiones, sino sólo afirma que la diferencia genética entre distintas poblaciones humanas no es suficiente para clasificarnos como “subespecies”.
Los rasgos humanos externos, como el color de la piel y la forma de la nariz o los ojos, son fruto de varios factores: la expresión genética para adaptarse al entorno (fenotipo), la selección natural bajo distintas condiciones climáticas, la deriva genética, las normas de selección sexual, la dieta, y el mestizaje con otras poblaciones. Pero en general, las diferencias son muy superficiales y sufren constantes cambios.
La gran mayoría de los rasgos “raciales” que atribuimos a cada región es una evolución muy reciente. Según hallazgos arqueológicos, los indígenas americanos de hace 9000 años no se parecían mucho a los de ahora, los europeos de hace 8000 años tenían piel oscura y ojos azules, el pelo rubio apareció por primera vez hace solamente 10.000 años, y ningún cráneo encontrado en China hace más de 7000 años tenían los típicos “rasgos asiáticos”.
Estudios de ADN demuestran que los europeos modernos descienden de la mezcla de 3 poblaciones distintas hace apenas 5000 años: los cazadores autóctonos, los agricultores de Oriente Medio y los ganaderos de la estepa rusa. Más probable, ninguna de estas 3 poblaciones tenía los rasgos “raciales” de los europeos actuales, que surgieron como la mezcla de los 3.
Reconstrucción de Europa occidental hace 20.000 años
Dicho esto, debido a adaptaciones a distintos entornos, la diferencia entre el sistema digestivo e inmunitario puedan variar bastante entre poblaciones. Un buen ejemplo es con las tribus aisladas de las Amazonas, cuyos miembros no tienen inmunidad a la mayoría de las enfermedades de las ciudades. Pero eso no es una cuestión de “raza” sino de adaptación, porque hay otras poblaciones indígenas de Brasil que comparten estrecho parentesco con las tribus aisladas pero sí que tienen inmunidad, gracias a siglos de exposición. Otro ejemplo es la tolerancia a lactosa, que lo tienen 100% de europeos de norte, 60% de europeos de sur, pero sólo 20% de asiáticos orientales.
Tribu amazónica
El uso de la palabra “raza” en el lenguaje cotidiano
Coloquialmente, la palabra “raza” a menudo se usa para referirse a un grupo de personas que comparten ascendencia, origen geográfico, rasgos físicos o raíces culturales, pero el uso carece de validez científico, es totalmente subjetivo y la definición varia según el contexto.
En EEUU, por ejemplo, un censo racial en 1903 clasificaba a los inmigrantes anglo-germánicos como miembro de la “raza teutónico”, los irlandeses como miembros de la “raza celta”, los españoles e italianos eran de la “raza ibérica”…., Ahora todos los europeos son clasificados como de “raza blanca”, que suele excluir las poblaciones de Turquía, Líbano, Siria, Irán y Afganistán por tener religión musulmana, a pesar de que la mayoría de ellos son físicamente muy parecidos de los europeos de sur.
La diferencia ente “raza” y “grupo étnico”
Muchas veces, cuando decimos “raza”, lo que realmente queremos decir es “grupo étnico”.
Científicamente, “raza” es una terminología puramente biológica y genética, “grupo étnico” es un tema antropológico para describir un grupo de personas que comparten la misma identidad social, cultural y ancestral.
Por ejemplo, los kurdos son un “grupo étnico” porque representa a una población que habla la lengua kurda y practica las costumbres kurdas. Es cierto que la mayoría también descienden de padres kurdos, pero lo que hace el kurdo no es la sangre, sino la identidad cultural. Por ejemplo, los nietos de inmigrantes kurdos en Canadá que no hablan kurdo ni tienen conocimiento de sus raíces culturales, ya dejarán de ser miembro del pueblo kurdo.
Sin embargo, hablando de la “raza kurda” es un científicamente erróneo, porque por ser kurdo, uno no necesariamente se distingue biológicamente de un pueblo vecino, como los armenios, los árabes o los turcos.
Milicianas kurdas contra el ISIS
Los tópicos raciales
Todos sabemos que hay muchos tópicos raciales, sobre todo en el terreno de deportes, porque hay algunas disciplinas, como el baloncesto y las carreras de correr, parecen ser dominadas por negros; otras, como la natación y el ciclismo, parecen ser dominadas por blancos.
Es cierto que la distinta fisonomía de las poblaciones pueden influir, pero la cultura y el estilo de vida también es un factor muy importante.
Por ejemplo, los altos tienen ventaja jugando a baloncesto y entre afroamericanos hay mucha gente alta, pero también es porque dentro de la comunidad negra en EEUU, el baloncesto es un deporte muy popular y muchos lo juegan desde pequeño.
Pero la situación no siempre ha sido así: en los años 20 y 30, la gran mayoría de los jugadores de baloncesto en EEUU eran judíos, porque en aquella época, eran ellos que vivían en los barrios marginales donde la vida social se centraba en las canchas de baloncesto.
Lo mismo sucede con el boxeo. Durante los años 40 y 50, muchos boxeadores norteamericanos eran de ascendencia italiana y judía. De los 60-90, la mayoría eran afroamericanos. Ahora, la mayoría son de origen latino o de Europa del éste.
En conclusión
El significado de la palabra “raza” varia según el contexto: si estamos hablando de biología (subespecie), de animales domésticos o de grupos humanos. Pero lo importante es, hay que saber que se tratan de conceptos totalmente distintos que no tienen paralelos.