En 1926, Nikola Tesla concedió una interesante entrevista al periodista John B. Kennedy. En aquel momento contaba ya 70 años y había desarrollado su empresa y algunas de sus propuestas más innovadoras y revolucionarias, que cambiarían para siempre la visión y el uso de la electricidad.
Historia de Nikola Tesla
Ese extraordinario inventor, mezcla de ingeniero y filósofo, tenía opiniones fuertes y firmes sobre muchas cosas, como la posibilidad –que él asumía inminente– de que todo el mundo tuviese acceso gratuito a la energía, o al puesto de la mujer en una sociedad evolucionada y, según él, próxima en el tiempo.
La incipiente participación femenina en el mundo laboral, antes y después de la I Guerra Mundial, en algunas partes del planeta, hizo que este genio intuyera un “nuevo orden sexual”, en donde la mujer tendría una posición de mando.
Él pensaba que la sociedad derivaría en una organización social similar a la de las abejas, según Tesla “el sistema mejor organizado e inteligentemente coordinado de cualquier forma de vida animal no racional”, y donde la mujer sería el centro, tal como lo es la reina en la colmena.
¿Cómo veía Nikola Tesla a las mujeres?
Nikola Tesla veía a las mujeres con una excepcional admiración, en una época en la que era tradicional que ellas se quedaran en casa cuidando el hogar y los hijos; ante la opinión generalizada de cierta “inferioridad intelectual” femenina, él aducía que la subordinación social de la mujer, desde el comienzo de las culturas, había dado lugar a una “atrofia parcial” o “suspensión hereditaria mental de sus cualidades”, pero que la mente femenina había dado ya amplias demostraciones de que no tenía ninguna discapacidad mental que la subyugara al poder masculino, y al contrario, su progresiva presencia en todos los ámbitos sugerían que esas capacidades serían ampliadas.
“LA MUJER MEDIA SERÁ TAN INSTRUIDA COMO EL HOMBRE MEDIO, Y DESPUÉS MEJOR EDUCADA, PORQUE LAS FACULTADES INACTIVAS DE SU CEREBRO SERÁN ESTIMULADAS POR UNA ACTIVIDAD MÁS INTENSA Y DE GRAN ALCANCE DEBIDO A SIGLOS DE INACTIVIDAD”.
Y debido a esos logros, la mujer perdería su “sensibilidad femenina”, y el instinto maternal, así como el matrimonio, ya no tendrían sentido para la reproducción de la especie, puesto que la humanidad “se acercará más y más a la perfecta civilización de la abeja”.
El hecho de que viera de este modo Nikola Tesla a las mujeres no deja de ser sorprendente, esta analogía de una sociedad en “modo abeja” quizá no sea plausible en nuestro mundo, con las normales y consabidas maneras que dominan la vida y su perpetuación, pero sin duda podría verse, desde su perspectiva, como un acto de justicia que la sociedad le debería al género femenino.
Sobre todo tomando en cuenta que aún hoy, 2017, hay personas que siguen pensando que existe una cierta “diferencia genética” que distingue a la mujer del hombre en la práctica hacia determinadas disciplinas (las ciencias, por ejemplo, matemática, física y afines), y que eso explicaría la poca cantidad de mujeres en terrenos tradicionalmente masculinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario