Os voy a regalar la metodología que sigue una mente tan avanzada como la mía. Descartado como motivo una envidia fálica (estoy y están todas, encantado/as con mi varita del amor), la mejor manera de descubrir que es lo que me indigna de la frase es descomponerla en conceptos más básicos y analizarlos independientemente. Empezaremos por la primera parte: Los negros.
¿Quiénes o qué son los negros? A priori, en este contexto, nos vendrían a la mente personas como Carl Lewis
, Michael Jordan, Mohammed Ali, Usain Bolt, Michael Johnson…nadie podría en duda que son portentos físicos. Entonces, ¿los negros son los descendientes de los esclavos llevados a América? Esto supone un agravio comparativo con el resto de razas, ya que allí sólo se llevaban los “ejemplares” más fuertes y se les sometía a unas condiciones que hacía que sólo sobrevivieran los más fuertes de los más fuertes. Es decir, cuentan con la ventaja de una selección natural a lo bestia (todo esto sin entrar en temas de mestizaje). Así que vayamos al origen, a la tierra madre de esta “raza”: África.
De aquí los preferidos por los esclavistas eran los mandingos del golfo de Guinea pero, ¿son estos “los negros”? Porque podemos hablar de los pigmeos,
los khoisan (Bosquimanos y hotentotes), los bantú, nilóticos etc. Al fin y al cabo en las finales de 100 metros lisos no había ningún keniata, ni somalí, ni pigmeo y estos quedaron por detrás de un miembro de una raza tan inferior como los mongoloides (los chinorris, para los de la logse). No olvidemos que la evolución no supone mejora, sino adaptación y esto hace que la estructura física de un keniata y un nigeríano sean completamente diferentes. Extrapolar características genéticas (y por consiguiente raciales) de un rasgo tan secundario como es el color de la piel supone una soberana estupidez. Por lo tanto, se puede concluir que la raza negra no existe. Pero dejemos esto para los genetistas y supongamos que por negros nos referimos a “los nigeríanos” (por entendernos).
Pasemos al segundo concepto de la afirmación: “superiores físicamente”. No hay más que ver unos Juegos Olímpicos o seguir la NBA para darse cuenta de que los negros saltan más alto, son más rápidos y constan de un físico más explosivo. Si ponemos estos factores como baremo no habría duda en afirmar que son superiores pero, ¿Por qué no tener en cuenta otros factores? Si consideramos el aguante a grandes altitudes los negros son mediocres (mucho alpinista negro no hay, no) y se podría considerar a los sherpas superiores. Teniendo en cuenta la resistencia pulmonar los tarahumaras (efectivamente, unos cuates) les dan p’al pelo al resto de razas. Por no hablar de que se podría hablar de superioridad física refiriéndonos a la longevidad, donde las mujeres japonesas estarían en la cima de la pirámide. Entonces, ¿Cómo se puede afirmar con ligereza que una raza tan mediocre en halterofilia, natación, ciclismo o tiro es superior físicamente?
Dicho esto se puede decir que ni existe una raza negra ni se puede afirmar que sean superiores físicamente sin antes marcar un baremo. De hecho, es tan cierto eso como decir que los Españoles somos superiores a los negros ya que somos más explosivos que un etíope y más resistentes que un nigeriano, aunque la tengamos más pequeña. Quien no se consuela es porque no quiere.
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