jueves, 21 de junio de 2018

Los días en Venus son cada vez más cortos gracias al viento



Por Avery Thompson, para Popular Mechanics Junio 21 de 2018 

Venus es un planeta infernal con una atmósfera tóxica y opresiva. Las pocas naves espaciales que hemos enviado a su superficie han sobrevivido durante unos minutos antes de ser aplastadas por las intensas presiones o corroídas por gases venenosos. De hecho, la atmósfera en Venus es tan gruesa que incluso afecta la rotación del planeta, según un nuevo descubrimiento. 

En 2015, el orbitador de Venus Akatsuki detectó algo extraño en la atmósfera del planeta: una gigantesca onda de proa que se extendía por casi toda la superficie del planeta. Este tipo de patrón climático no ocurre sin ningún motivo, y los científicos no sabían explicar qué lo estaba causando. 

Un grupo de investigadores de UCLA y la Universidad de París-Saclay pudo haber dado una respuesta gracias a una nueva simulación por computadora. La simulación muestra que la onda de proa observada por Akatsuki podría haber sido causada por fuertes vientos que impactaron en las montañas del planeta. 


De acuerdo con esta simulación, la atmósfera es lo suficientemente espesa y los vientos son lo suficientemente fuertes como para afectar la rotación de Venus. Los investigadores dicen que los vientos podrían cambiar la velocidad de rotación del planeta hasta en dos minutos por día. Eso puede parecer mucho hasta que te das cuenta de que un día en Venus dura aproximadamente 243 días terrestres, mientras que los vientos de Venus orbitan alrededor del planeta una vez cada cuatro días terrestres. 

Debido a que los días en Venus no son notablemente más cortos en conjunto, los investigadores sospechan que hay algo más que está trabajando para contrarrestar la fuerza de los vientos, ralentizando la rotación del planeta tanto como la atmósfera lo está acelerando. El posible culpable es la gravedad del Sol, pero no hay manera de saberlo con certeza hasta que enviemos la próxima nave espacial a Venus, que podría tardar años o décadas a partir de ahora. 

Aún así, este descubrimiento demuestra que tenemos mucho que aprender sobre nuestro vecino planetario.

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